Cada
vez que enseño el museo de Puerto Seguro o hago una visita guiada, pongo en
valor el trabajo que realizaban nuestros antepasados, por eso he creído
oportuno dedicar una serie de exposiciones a los viejos oficios y a los
trabajos que con ellos se realizaban.
En todos los espacios del
museo hay sobrados motivos para hacerlo. En el “TENAO” o entrada cubierta
(ahora se le llama porche) hay una serie de herramientas del campo que muestran
el duro trabajo del labrador, aunque me gusta destacar entre ellas la colección
de “zachos” o azadones, piezas de hierro que a causa de su uso y desgaste
contra la tierra han disminuido su tamaño más de dos tercios.
En el “CORRAL” o patio
una serie de pilones muestran el trabajo de los canteros para convertir el
volumen de una piedra en un recipiente redondo o cuadrado apto para dar de
comer al ganado o a las caballerías. Los elementos de hierro, herrajes,
cerraduras y quicios que se muestran en verano nos hablan también del trabajo
del herrero.
En
la “CUADRA”, usada también como taller, se disponen numerosos elementos
relacionados con las caballerías, el ganado y la caza. Los cencerros y las
cencerras elaboradas por hojalateros; los serones realizados con paja y cáñamo
por cesteros y cordeleros; las albardas y aguaderas que entremezclan
materiales, y, especialmente, me gusta mostrar “el ventril”, especie de gancho
de madera que facilita el atado de la carga al burro a la vez que colabora en
el cuidado y conservación de las sogas.
En
el “PORTAL” de la casa me gusta destacar el trabajo del zapatero y del
cuadernillo de anotaciones de Federico Espinazo; aunque hay un rincón muy
especial dedicado al teléfono y a la primera persona que tuvo este oficio en
Puerto Seguro: Matea.
En
el “DORMITORIO” y entre los numerosos objetos que se muestran relacionados con
el hogar, la higiene y la salud, me gusta hacer referencia al trabajo de cardadores que obtenían hilo de la lana de las ovejas o del lino; de los sastres, modistas y planchadoras y cómo debían calentar y manejar aquellas
pesadas planchas, y de costureras, bordadoras y encajeras que hacían cuidados trabajo de hilo.
En
la “SALA”, privada desde hace tiempo de las dos alcobas, se destina todo el
espacio a la matanza, a la escuela y a los oficios de cartero, guarda jurado,
apicultor, panadero, labrador, lavandera,
pescador, albañil o alarife, carpintero y zapatero.
Por
último, en la “COCINA”, se destacan oficios como el hojalatero, el ceramista,
el lañador, el botero, y numerosas labores relacionadas con la matanza,
elaboración de queso y la preparación de la comida de los moradores de la casa.
En
esta ocasión y como homenaje también a José Manuel Hernández Rivero, la primera
exposición de los oficios se dedicó a la carpintería.
La exposición puede
completarse con una muestra de objetos en madera, seguramente más relacionada
con el “arte pastoril” que con el carpintero, en la que pueden colaborar los
habitantes de Puerto Seguro que lo deseen, haciendo así una exposición
participativa y colaborativa.
Texto: Javier
Perals. 2017